Miedo a la hoja en blanco

Ya estoy sentado, ya he comido, ido al baño, ya no hay excusas… ya estoy sentado y el bombillamomento de desarrollar esa idea, que tengo en la cabeza, llega…

Pero en ese instante que preparo los dedos para teclear, en ese microsegundo que acerco el bolígrafo, en ese pestañear que el lápiz sobrevuela la hoja…

Todo se va… se pierde , se borra. Hoja en blanco.

Tras quitarnos las excusas que nos impiden ponernos con la idea, llega la segunda fase. Los juicios (miedos) y estos provocan el bloqueo, hacen que nuestra idea afloje su peso…¿Dónde estás?

La primera regla de la improvisación (por catalogarla de alguna manera) pide la total aceptación y promueve la construcción desde ese lugar. Sí y…

Al principio a los alumnos de impro les damos lugares, personajes, situaciones para que no tengan que preocuparse por la «idea 0» sino que partan desde ella, sólo se trata de construir. Aceptando ciegamente, las primeras escenas de los alumnos son una increíble fuente de ideas, que se repiten una tras otra sin filtro, sin juicio. La consigna «todo vale» elimina los juicios y todos se atreven con todo. Gente que nunca hizo teatro se encuentra cómoda proponiendo todo tipo de cosas que pueden ocurrir en un hotel, un ascensor, una tienda… la imaginación manda, lo creativo se impone a lo analítico. Todos construyen sobre la «idea 0» Me fascinan siempre esas primeras escenas en los grupos de iniciación, hasta 8 personas pueden llegar a salir para compartir lo primero que les viene a la cabeza con los que están jugando con ellos, todos hablando, todos creando, dibujando la situación. Pasamos de la nada al todo. En las siguientes sesiones trabajaremos para que todo termine teniendo sentido pero ahora hay que disfrutar de esto…. Por cierto, volvamos a nuestra hoja en blanco.

¿Cuál fue la «idea 0» que me llevó a sentarme? Acepta, la hoja en blanco ya es la primera propuesta…

Hacer grupo

Cuando Rafa Nadal está jugando una final de un gran torneo. Entre punto y punto

abrazo

podemos ver como levanta la vista y mira hacia la grada. En ese momento no está leyendo las pancartas de las fans o mirando si su último saque alcanzo los 100km/h .No. En ese momento Rafa mira a su entrenador. No se dicen nada, sólo se miran. Rafa recibe las instrucciones necesarias en esa mirada y transmite sus sensaciones a su entrenador. Eso ocurre en un instante, en menos de un segundo.

Incluso en un «aparente» deporte individual como el tenis es necesario tener conexión con alguien.

En la impro es necesario alcanzar esa conexión con los compañeros. En escena es clave para poder avanzar y esa conexión tiene que ser tan grande que el pensamiento global del grupo debe ser:

«Me da igual donde vayamos siempre que vayamos juntos» 

Un apunte más. En esa mirada, como decíamos antes, Rafa recibe las instrucciones necesarias (acción) y el entrenador recibe las sensaciones (emoción)…

Acción y emoción (ida y vuelta) saquemos estas palabras a escena.

En la vida como en la impro

Imaginad la vida como un largo pasillo lleno de puertas que se extienden por delante y por detrás de ti. A cada paso, puertas nuevas con sus dorados picaportes redondos. Uno tras otro van sucediéndose… algunas se entreabren, otras sólo con rozarlas parecen apetecibles y unas terceras que no agradan y no quieres mirar ni de reojo.. Las que van quedando atrás, las observas, pensando lo que pudo ser y no fue… e incluso te planteas dar la vuelta y girarte hacia ellas, pero ese paso atrás es más complicado que continuar de frente…

Esas puertas son las decisiones de la vida y tras ellas encontramos habitaciones, donde nos encontraremos momentos únicos, irrepetibles y apasionantes y tras ellos de nuevo el pasillo, con más puertas…

De eso va la teoría del pasillo… de encontrar las habitaciones y convertir esa habitación en la mejor opción y así sacarles el mayor partido para que cuando lleguemos al final del pasillo… tengamos muchas cosas que recordar…